UNA TRAS OTRA

Lic. Edgar E. Cinta Pagola

La(s), amenaza(s), no son solo un contrasentido, sino una infamia vil, la señora porque merece que así se le llame, doña Norma Lucía Piña Hernández, tiene amplias cartas credenciales entre otras sobresalen, (en merito a la honestidad intelectual), tomado de la página de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; Profesora de Educación Primaria. Benemérita Escuela Nacional de Maestros. 1974-1978. Aprobada con Mención Honorífica. profesora aprobada con Mención Honorífica; Licenciatura en Derecho, Universidad Nacional Autónoma de México (1979-1984). Promedio 9.6; Especialidad en Psicología Social y Comunicación, Instituto Nacional de Ciencias de la Educación (Madrid, España) (1977-1978). Becada por la Secretaría de Educación Pública; Especialidad en Derecho Constitucional y Administrativo en la División de Estudios de Postgrado, Universidad Nacional Autónoma de México. (1985-1986); Doctorante en la División de Estudios de Postgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México. (1986-1988) Promedio 9.6; Especialidad Judicial, Instituto de Especialización Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (1989); Especialidad en Derecho Penal, Universidad Panamericana (1997). Aprobada con Mención Honorífica; Diplomado en Derecho Constitucional y Amparo en el Instituto de la Judicatura Federal. (2001); Especialidad en Argumentación Jurídica por la Universidad de Alicante, España, del Curso de Postgrado en Derecho, Mayo-Octubre 2010. Sobresaliente 9.5; Máster en Argumentación Jurídica por la Universidad de Alicante, España. Diciembre de 2011 a diciembre de 2012. Sobresaliente 10 (Pendiente de recibir Título); pero además funcionaria y jurista connotada mexicana, destacando sus merecimientos académicos, “que muchos envidiamos”, pero en mi caso a la buena, además que merecida y honrosamente reconocemos, es primera mujer que ocupa el cargo de Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y por los antecedentes apuntados por méritos propios, preparación y esfuerzo, ganado todo a pulso y con ética, con un comportamiento intachable como Ministra y Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, poder independiente y autónomo por decisión soberana del pueblo y aplicación de la Constitución, en su literalidad; pereciera es un contrasentido, que una persona con esas característica se le exhiba públicamente por “otro poder”, perdiéndose el respeto y el decoro a la división de poderes, para la regulación de la gobernanza, poniendo en peligro la estabilidad social;

La(s), amenaza(s), no pueden ser calificadas sin llegar a excesos, pero al menos resultan una cobardía, envidia, dentera, cerote, felonía, perfidia, doblez, hipocresía, simulación, alevosía, incidía, etcétera, etcétera, de quienes viven en las sombras y se ocultan apocadamente;

No he visto reacciones enérgicas de las barras, colegios, asociaciones, y, un sinfín más de grupos organizados de abogados, maestros y doctores en derecho, que muestren el apoyo y solidaridad a quien tan solo por su preparación académica, debería de ser un orgullo para nosotros que pretendemos ser juristas, solo se vio la reacción razonada exigiendo a las autoridades investigar, de la Asociación Nacional de Jueces de Distrito y Magistrados de Circuito, quienes alzaron la voz por las amenazas y vilipendios en contra de la Presidenta del Máximo Tribunal, basta de odio y rencor, que solo enfrenta al pueblo y lo pretende dividir facciosamente;

Hoy las redes sociales, son también avizoras de intenciones de mentes malvadas y perversas, estas dieron cuenta de en tiempo de amenazas a periodistas, y, han muerto muchos en los Estados, para el número que representan los comunicadores, y, no hace mucho el atentado a un periodista de renombre nacional, los muertos no regresan; ahora apuntan que se podría atentar contra la Titular del Poder Judicial de la Federación, la envestidura de los profesionales dedicados a la administración de justicia deben gozar de independencia, para poder actuar con equidad, valor institucional, abstracción, el respeto a la autonomía jurisdiccional, no es una concesión graciosa, sino una facultad constitucional;

Mientras la confianza se pierde, el respeto se gana, “Se quiebra la confianza, el respeto no. El respeto está siempre ahí, intacto para el que quiera darlo. No es que el otro “perdió” mi respeto; desconfío de él, pero aunque no confíe todavía puedo respetarlo. El respeto no se acaba, puede acabarse la confianza y el respeto puede reconstruirla”;

Quienes viven rodeados de personal de seguridad, poco le importan las amenazas, pero si debiesen reparar en las consecuencias de sus imputaciones, no se puede señalar de corrupción, sin denuncias concretas y pruebas que las decoren.

Saludos ……..

PD. El que entendió, pues entendió.