Prosa aprisa
Arturo Reyes Isidoro
No pudo haber cerrado Veracruz 2022 y empezado 2023 de la peor manera que como comenzó: con un saldo de 23 personas asesinadas en apenas tres días.
Si ya de por sí el hecho es grave, preocupante y escandaloso, todavía cobra una dimensión más porque varias de las víctimas eran ediles o funcionarios municipales.
De entrada, cabe preguntar si es que en el estado hay secretario de Seguridad Pública, es decir, autoridad responsable de la seguridad en la entidad.
¿Alguien sabe, si es que lo hay, quién es, qué hace o qué ha hecho para garantizar la tranquilidad y la seguridad de los veracruzanos?
Hasta donde me quedé, se fue (o lo fueron, además impune) del cargo una persona que resultó incapaz de imponer el orden y devolverle la paz al estado.
Y entonces –según se repitió– le dieron el control, como garantía de que todo iba a ir mejor, a las Fuerzas Armadas a través de un señor egresado de las filas de la Marina.
Nada ha cambiado. Todo sigue igual, o peor. Si se supone que llegó lo mejorcito al cargo y Veracruz sigue bañando en sangre, es como para quitarle el sueño al más optimista.
Otra pregunta es pertinente: ¿tienen algún caso las llamadas “mesas para la construcción de la paz” (je je) en los diferentes municipios?
Por lo que hemos venido viendo, solo han servido para que un grupo de personas, encabezadas por el gobernador, se tomen una foto y la difundan, para mostrar que hacen como que hacen.
Ajenos a ese grupo de élite, lo mismo de civiles que militares, que se reúnen cómodamente al abrigo de un impenetrable muro de protección que el resto de la población no tiene, los veracruzanos viven a diario otra realidad.
La conclusión, contundente, es que las autoridades en Veracruz están rebasadas por la delincuencia, ya sea común u organizada, y no se ve cómo van a revertir la situación.
A todo lo grave del estado de cosas en materia de seguridad/inseguridad, resulta preocupante que, por lo que viene diciendo, el gobernador está enterado, en muchos casos, del origen de la violencia, pero solo se limita a lamentar.
El lunes, en forma temeraria, porque no aportó ninguna prueba, aseguró en declaración de prensa que los ediles recientemente asesinados murieron por causa de que mantenían relación con el crimen organizado.
En una terrible contradicción, como ya es costumbre en él, no solo los revictimizó al señalarlos en forma general cuando ya no se pueden defender, pero se abstuvo de mencionar a alguno en forma directa porque se “debe actuar con responsabilidad y no con sospechas (?)”.
Conel atropelladolenguaje que lo caracteriza, recordó: “Yo lo había comentado también aquí y lo había advertido: que era muy lamentable que algunos actores políticos de nivel municipal entraran en contacto con la delincuencia organizada, que las consecuencias se iban a ver y miren, ahí están las consecuencias”.
Ajá. De modo que el señor está enterado, sabe del nexo crimen organizado-autoridades municipales, pero no actúa en consecuencia. Hasta le resulta responsabilidad penal por su tolerancia y omisión (a confesión de parterelevo de pruebas). Prefiere que se susciten los hechos de sangre con víctimas mortales en lugar de prevenir, para salir luego con que te lo dije.
Trata de justificarse. De ahí que haya dicho en esa conferencia que en el caso del crimen de un comandante de policía “quieren aventar la bolita para acá”. ¿De eso se trata entonces, de aventarse la bolita entre ellos y rehuir la responsabilidad que le corresponde a cada uno y a todos en su conjunto?
Pero no paró. Chapaleó en el lodacero de verborrea y se hundió más: “Advertí a tiempo que se desatendieran de ese tipo de cosas, que mejor se pusieran del lado nuestro”.
¡Uf! O sea que el crimen, la delincuencia organizada les ha ido ganando espacios y control político y muchos ediles se han puesto del lado de los malosos. ¿Y entonces el operador político estrella y sus amenazas a los munícipes, Eric Cisneros, ya no tiene el control total? ¿A la oposición ya la sustituyó entonces en Veracruz el crimen organizado?
Ya estamos en el quinto y penúltimo año de gobierno. Resulta grave y preocupante que en año preelectoral y de cara a las próximas elecciones en 2024 el propio gobernador diga y acepte que el crimen organizado participa en la vida pública de Veracruz a través del nexo con ediles. Es una cruda realidad, qué duda cabe.
Así las cosas, donde prevalecen las justificaciones, se rehúyen responsabilidades, se sabe pero no se actúa, lo próximo que cabe esperar es que la delincuencia imponga a los próximos candidatos a cargos de elección popular y tome el control total.