Cuitláhuac:  “El jibarito”

PLANA MAYOR

Gaudencio García Rivera

En el preludio de terminar el sexenio morenista de Cuitláhuac García Jiménez-el peor de la historia contemporánea de Veracruz y solo superado por el de Javier Duarte-, acumula denuncias  de corrupción, ineficiencia, improvisación, cuatachismo, nepotismo, complicidades con el narco y otras lindezas, que lo colocan a una puerta de Pacho Viejo.

Su actuación en el despacho que ahora ocupará la virtual gobernadora morenista – a unos días de que el órgano colegiado federal ratifique su triunfo por encima del opositor José Francisco Yunes Zorrilla-, es decepcionante y procaz por su fracaso para abatir las principales endemias y pandemias sociales que prometió combatir.

Su narrativa cantinflesca -el estilo ‘gallina’- al frente del gobierno de Veracruz no logró llevar a la entidad a estadios superiores paras reducir los altos índices de marginación, opresión, pobreza extrema, narco violencia, secuestros, cobros de piso, desarrollo económico, empleos, salud y una larga lista que deja en la caja de Pandora. Abrirla es y será un ‘bomba’ para la virtual gobernadora.

Cuitláhuac-el ‘mil amores’ que hasta la mafia del narco se entrelazo con su vida agitada en los bailongos salseros, según sus biógrafos, seguidores, opositores y amigos- ofreció el oro y el moro al imaginario colectivo cuando inicio su gris gestión como gobernador, pero como todo político de la cuatroté cambió su metamorfosis kafkiana.

Antes de que cumpliera tres años de su mandato -mediocre y viperino-  rechazó olímpicamente someterse a un plebiscito, que decretó su exjefe AMLO al someterse a la aprobación  para continuar como presidente, para que los veracruzanos decidieran si continuaba o no en la gubernatura de Veracruz, por temor de que los votantes lo ‘botarán’ y le dieran la espalda. El repudio popular desde entonces ya crecía como la espuma contra Cuitláhuac.

Desconoció el apoyo y seguimiento de los acuerdos con los colectivos de las madres buscadoras de desaparición forzada de sus hijos (as), que al principio de su administración acudió solícito a su encuentro, trabajo, por cierto, que relegó y delegó el gobierno del Estado. 

La Carta Magna plantea que el gobierno federal, estatal y municipal deben coadyuvar para localizar a las personas desaparecidas en el Estado  y el país, pero campechanamente han dejado toda la carga de investigación a los colectivos de los desaparecidos, que con sus propios recursos buscan a sus hijos en las fosas clandestinas. Un claro oprobio contra las madres buscadoras.

La larga lista de agravios del residente de la Casa Veracruz, a la que renegaba porque era una ofensa para los veracruzanos vivir en la residencia oficial del gobernador en turno por la corrupción que representa -acabó habitándola-, es interminable.

A los proveedores y medios de comunicación -grandes, medianos y chicos-a los que el gobierno de Javier Duarte, un pillo de siete suelas, quedó a deber por servicios de mil 500 millones de pesos, ofreció liquidar en el curso de su gobierno.

Al principio mostró buena disposición, excelente ánimo para pagar los adeudos del gobierno del Estado-como lo marca la ley-, pero conforme avanzó el tiempo empezó a poner trabas, argucias legaloides y medidas draconianas. Algunos proveedores que no llegan a medio  centenar les pagó por medio de “moches” -la corrupción en todo su esplendor-y, en otros casos, acusó que constructores querían cobrar obras ficticias o continuar con estas sin contrato.                           

A los medios de comunicación, Cuitláhuac impuso medidas draconianas con efectos retroactivos cuando se originaron los adeudos con Duarte, con nuevas normas que exigía la Sefiplan, para no pagar los débitos que se arrastran desde el 2014, los cuales quedaron consignados en la Gaceta Oficial del gobierno del Estado número 290, jueves 21 de julio de 2016.

El ’mil amores’, como lo conocen en los mejores centros de recreación donde acuden líderes del narco, simplemente se lavo las manos como Poncio Pilatos con la deuda y la desvió a la famosa ‘licuadora’-la táctica de Duarte-para canalizarlos a las campañas políticas y, en otros casos, paró en las cuentas bancarias de Cuitláhuac y en sus cómplices abyectos de la Sefiplan.

El ingeniero con licencia y beneficiario de la familia García Durán-García Jiménez (su orgulloso nepotismo), saldrá por la puerta de atrás de Palacio de Gobierno, sin pena ni gloria, con cadena  de crímenes sin aclarar y con los bolsillos llenos al son del ‘Lamento Borincano’ de Daniel Santos, como “el jibarito, loco de contento con su cargamento para la ciudad (…)”.

El próximo gobierno entrante, que se inicia a partir del 1 de diciembre de 2024, con Norma Rocío Nahle García, se confirmará si su retórica como eje central será el populismo avieso o será pragmática para barrer con la corrupción que hereda del simulador Cuitláhuac García, el ‘cuello guinda de la cuatroté’.

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