PLANA MAYOR
Gaudencio García Rivera
Con los resultados fraudulentos y la violación recurrente del talibán de Palacio Nacional al proceso electoral federal, reconocidos por el TEPJF y admitidos por Morena, el gobierno federal y el partido oficialista están decididos a desaparecer a la oposición.
En Veracruz, desde que se iniciaron los comicios federal y local el gobierno morenista de Cuitláhuac García abrió una lucha sórdida y enconada contra los partidos opositores, ONG’s, sociedad civil, intelectuales, periodistas, iglesias y hasta los propios miembros de Morena, fabricándoles delitos para acallar la crítica y la denuncia pública.
Cuitláhuac y sus amanuenses mintieron en la mayoría de las promesas que hicieron para combatir los males endémicos que agobian al sector público estatal, una hidra de mil cabezas que ha corrompido a las instituciones del Poder Ejecutivo que mantienen complicidades aviesas con el crimen organizado, como lo confirma el reciente informe de la organización InSight Crime.
Es larga la lista de oprobios y descalificaciones que ha cometido García Jiménez a lo largo de su administración-caso Ricardo Monreal-, al igual que su patrón y protector del púlpito mañanero, a los entes de la sociedad civil, que merecieran un castigo ejemplar, pero que, gracias a los vacíos legales de la Carta Magna, gozan de toda la inmunidad oficial.
En la coyuntura, circunstancias y tiempo, el bailarín y activista de Palacio de Gobierno ha barrido con líderes sindicales, políticos, intelectuales, clérigos, madres de desaparecidos, senadores y periodistas, en lugar de tender puentes de diálogo y comunicación. Es decir, los gobiernos morenistas, le apuestan a la política del garrote, del autoritarismo, en lugar de abrir canales políticos y de soluciones deontológicas.
Hoy, el oligarca mayor y franquiciatario del PAN en Boca del Río-Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, enfrentan sus dos hijos, Miguel Ángel y Fernando Yunes Márquez, una persecución histórica del gobierno de Cuitláhuac García, reviviendo una carpeta electoral del 2021 y, otra, por varios entramados para resguardarlos en prisión.
La mano negra de Cuitláhuac-por cierto, a todos sus hermanos y familiares los dotó de cargos y privilegio en la nómina oficial al más puro nepotismo morenista- aceleró los procesos penales de los hermanos Miguel y Fernando por recomendaciones de la virtual gobernadora Rocío Nahle.
Pero la perversidad de Cuitláhuac y doña Rocío va más allá. El torquemada de Palacio Nacional ha ordenado que los tambores de guerra impidan que Miguel Ángel y Fernando lleguen ocupen los escaños como senador por Veracruz y diputado federal. ¡Es su dulce venganza!
En los 20 años que cumplió el oligarca mayor de haber renunciado a las filas del PRI, en su misiva a Roberto Madrazo, entonces líder nacional del tricolor, no se había enfrentado a este tipo de vicisitudes como las que hoy enfrentan sus vástagos. Y lo más curioso, es que Yunes Linares es el suplente de su hijo de su mismo nombre.
¿Cuál será el resultado de este desenlace? ¿Será el fin del oligarca? ¿Tomarán posesión de sus escaños los Yunes Márquez? ¿El futuro gobierno de Rocío Nahle le estará apostando a la política represiva y regresiva para dialogar con los sectores de la sociedad civil?
Vienen días, meses y años sombríos, aciagos y de oscuridad para Veracruz. El epílogo del gobierno de Nahle será de macana para sus críticos y detractores, por conducto del secretario de Gobierno, Ricardo Ahued Bardahuil, y de elogios recurrentes de sus voceros oficiosos.
Corrección: Fernando Yunes Márquez es diputado local electo y no federal. Error involuntario. Una disculpa.
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